EL MURO DE ADRIANO

El ganador del Pulitzer William Dietrich se caracteriza por hacer novelas de contexto histórico, usualmente en tiempos napoleónicos, aunque en esta oportunidad ilustra de gran manera la decadencia del Imperio Romano en las márgenes del mismo.
En el año 122, el emperador de turno, Adriano, quizás el más grande de la historia romana, decide construir un muro que dividiría Britania de Hibernia (lo que hoy sería Inglaterra de Escocia), ya que cansado de las incursiones celtas, y sin poder conquistarlos de una buena vez, se decide a trazar un límite en el que esta tribu esté de un lado, y el Imperio permanezca del otro.
Este muro - que existe hasta el dia de hoy, y que fue inspiración para el famoso muro de "Game of Thrones"- será el marco para una serie de intrigas y conspiraciones que pondrán el territorio romano en juego.
Todo comienza con la desaparición de Valeria y la investigación subsiguiente de parte de Draco, un emisario romano llegado al muro. Él se entrevistará con varias personas que tienen retazos de información de los sucedido, y tratará de armar el rompecabezas del porqué de la invasión celta, y si, como se supone, la causante de esto es la muchacha romana.
Valeria es hija de un senador que, con el afán de adquirir poder militar y asentar su situación política, la promete en matrimonio a un emergente tribuno romano llamado Marco Flavio. Éste tiene como su primera misión importante convertirse en gobernador del muro, hecho que provoca la ira de Galba Brasidia, centurión de gran experiencia y años allí, que ya vislumbraba el puesto como suyo.
Valeria es por demás atractiva y curiosa, así como osada e indómita, y si bien está totalmente dispuesta a experimentar ese amor por alguien a quien aún no conoce, y trata de hacer lo mejor de su estancia en el muro, los intereses cruzados de Brasidia, Flavio, y un lider celta llamado Arden Carataco, la situarán en varias disyuntivas que afectarán el futuro de esta colonia romana.
Con muchos visos de novela romántica, pero con momentos de acción trepidante, "El muro de Adriano" se vuelve una novela entretenida, ahondando en el contexto histórico, tradiciones, y otros detalles, sin llegar a aburrir al lector. El planteo de una vida más sencilla (la de los Celtas) y el aprecio de las cosas simples de la vida, contrasta de exprofeso con los que Dietrich nos cuenta de los romanos, gente que vive de las apariencias e interesada sólo en lo material. Este punto es bien interesante, ya que creo que termina haciendo que el lector se plantee dónde se está mejor y haga una pequeña instrospección a su propia realidad.

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