"Fuego y Sangre" comienza 300 años antes de los sucesos vividos en "Juego de Tronos", con Aegon el Conquistador llegando a las costas de Poniente y la conquista de esta tierra luego de la caída de Valyria. El porqué permanece siendo un enigma; tal vez por venganza, quizás por gloria, avaricia, o simplemente porque era su destino. Lo cierto es que luego de la misma intentó amoldarse lo más posible a las costumbres ponientíes, nunca impuso como lengua la suya, e incluso adoptó la "Fe de los Siete", religión dominante en esas tierras. Hermano de Visenya y Rhaenys, casado con ambas, y padre de Aenys I y Maegor I, Aegon se convertiría en quién unificaría los Siete Reinos y se sentaría por primera vez en un Trono de Hierro mandado a construir por él mismo, fundando a su vez Desembarco del Rey.
Contando con 3 dragones (Vhagar, Meraxes, y Balerion) aunque no con un gran ejercito, fue habil en forjar alianzas que le permitieran la conquista, conquista que al principio se hizo esquiva ya que Dorne era un terrenos indomable, incluso para sus dragones. Luego de un intento diplomático fallido y el estallido de la "Primer Guerra Dorniense", Aegon se vio obligado a desatar una ira incontrolable durante 2 años forzada por la muerte de su hermana Rhaenys a manos dornienses. La paz llegaría unos años más tarde y con ella el florecer de los Siete Reinos.
Aegon I es sin dudas el personaje más relevante de "Fuego y Sangre" pues da cabida al origen de los Siete Reinos unificados, y así mismo luce como alguien cautivante, arrojado, decidido, valiente, y con una visión muy poco común (cualquier parecido a Guillermo el Conquistador es pura coincidencia).
Pero más allá de su trascendencia indiscutible en esta historia, su descendencia vería personajes variopintos, muchos de ellos muy interesantes desde varios ángulos: la falta de carácter y resolución de su sucesor Aenys I, que llevera a la revuelta de La Fe de los Siete, la violencia y crueldad de Maegor, Jaehaerys I El Conciliador, quien volvió a unir trono y fe, y muchos otros descendiente que vinieron luego. Uno de los puntos más altos de la obra vendrá por el año 129 luego de la Conquista, cuando Rhaenyra y su medio hermano Aegon II se disputen por años el Trono de Hierro, en la conocida "Danza de Dragones", segmento que seguramente sea la base para la serie a estrenarse proximamente.
Contado como si fuese una crónica histórica de un archimaestre llamado Gyldayn, quien a su vez utiliza algunas fuentes fidedignas y otras no tanto, el libro es rico en recursos, con los elementos conspirativos y personajes extremadamente complejos a los que nos tiene acostumbrado Martin, mucho humor, épicas batallas, y muchos...muchos dragones. Lamentablemente el tono más narrativo, la sarta de nombres muy símiles, y el largo de las obra, vuelven este tomo (que es sólo la mitad de historia pre-Juego de Tronos) por muchos momentos tedioso, enrevesado, y difícil de acabar.
Sólo para grandes fanáticos de los libros anteriores (o tal vez ni así).
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