De terror poco. Buena ambientación, fotografía, vestuario y Helen Mirren.
William Winchester, dueño del famoso imperio de armas de fuego, muere en 1881. Su viuda, Sarah (Mirren) hereda su fortuna - algo así como unos 500 millones de dólares actuales - y el 51% de la empresa. Sarah dice estar en contacto directo con el espíritu de aquellas personas que han muerto de forma violenta a manos de un arma de producción Winchester. También dice que estas almas están angustiadas y le piden a gritos una morada hasta que encuentren la paz final. Es por ello que Sarah comienza una construcción sin cuartel, 24 horas al día, de una mansión como ninguna otra: habitaciones que dan a la nada, escaleras que terminan en el techo, ventanas que se abren al vacío. Los socios dueños del otro 49% de la compañía están desesperados porque alguien la declare mentalmente incapacitada y poder hacerse del control mayoritario de la empresa. Para ello contratan al doctor Eric Price, quien por una no módica suma deberá analizarla y declararla legalmente loca.
El buen doctor - con sus propios problemas - irá a la mansión en cuestión para cumplir el trabajo encomendado, aunque puede que esta visita cambie muchos de sus férreos principios por siempre. "Winchester" se vuelve la típica historia de mansión embrujada con el aditivo de que la misma es parcialmente fidedigna ya que la casa realmente existe (de hecho se filmó parte de la película en la Mansión Winchester).
Predecible, buen vestuario y un par de sólidas actuaciones. Poco más.
PAÍS: USA / Australia
AÑO: 2018
GÉNERO: horror / biográfica
DURACIÓN: 99 minutos
GUIÓN: 5 /10
DIRECCIÓN: 4 /10
ACTUACIONES: 5 /10
CGI: 7 /10
PRESUPUESTO / GANANCIAS: US$ 3.500.000 / US$ 25.091.816 (Marzo 2018)
RATED: PG -16
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