"Es que no me tienen paciencia!", "No contaban con mi astucia!", "Síganme los buenos!", "Se me chispoteó.", "Todos mis movimientos están fríamente calculados", "Lo sospeché desde un principio", "No hay de que-so nomás de papa", "Que no panda el cúnico!", "Pos pa que te digo que no, si sí" y...obviamente "Fue sin querer queriendo" son frases que han quedado adheridas a generaciones, todas provenientes de una única mente y un único show: "Chespirito".
Hay series que son parte del ADN de nuestra infancia, aunque nunca sepamos exactamente cuándo empezamos a verlas. Chespirito es una de esas. No hablo solo de El Chavo del 8 o El Chapulín Colorado, sino del programa como tal: un contenedor de sketches donde Roberto Gómez Bolaños construyó, ladrillo a ladrillo, un universo de personajes tan entrañables como absurdos. Personajes que llegaron al corazón de toda Latinoamérica...y porqué no, del mundo.
¿La fórmula? Un humor blanco, repetitivo y predecible… pero efectivo. Sabíamos que el Chavo iba a recibir un golpe, que el Chapulín se asustaría más que los villanos, que el doctor Chapatín hablaría de su “bolsa de papel”. Y aun así, lo esperábamos. Como escuchar un solo de guitarra que ya conocemos de memoria y nunca cansa.
No sé si te has dado cuenta, pero los niños, especialmente los chicos, gustan de ver el mismo episodio de dibujitos animados una y otra vez, leer el mismo cuento 800 veces, o que les repitas las mismas historias. Muchos estudios se han hecho al respecto, y ya sea por el "aprendizaje estadístico" (la necesidad de muchos ejemplos de lo mismo para identificar patrones y regularidades), por el "efecto aporte" (donde los chicos descubren cosas nuevas cada vez que repiten la misma rutina - sea el libro o la serie animada), por el "efecto bienestar" (esa serie o dibujito me hace sentir bien - ¿no nos pasa a los adultos con series como "Friends"? -), o simplemente por dominar la ansiedad y lograr la sensación de control sobre lo que "va a venir", esta necesidad de repetición es real. Yo no sé si Roberto Gómez Bolaños conocía esto, lo intuía, o fue directamente el ser preso de su propia fórmula (pues pa' que vamos a cambiar lo que funciona?). Lo cierto es que la repetición de rutinas, y la creación de personajes "reales" e identificables, en situaciones cotidianas, todos ellos llenos de fallas, fueron los ingredientes de la gran receta que llevó a "El Chavo del 8" y el resto de los personajes a un sitial de privilegio en el seno familiar, y en el colectivo social.
Pero la historia del programa también tiene su costado áspero. Las disputas internas y las decisiones personales de Roberto Gómez Bolaños dejaron huellas difíciles de ignorar. Su separación matrimonial y la posterior relación con Florinda Meza generaron no solo titulares, sino resentimientos dentro del elenco. Muchos apuntan a la fuerte influencia de Florinda como un factor que terminó por fracturar el grupo: decisiones contractuales polémicas, conflictos de egos y hasta compañeros que quedaron marginados. Lo que en pantalla parecía una familia unida, detrás de cámaras era un campo de tensiones que con el tiempo se hicieron imposibles de ocultar.
La serie de Max refleja todo esto, y son pocos los que salen ilesos. El propio Bolaños queda como un tipo encandilado con el éxito y el amor de una mujer 20 años menor, amigo de los amigos, genio creativo, y un soñador, que por avocarse al trabajo - y a su amante - deja a la familia de lado. Florinda Meza (aquí llamada "Margarita" ya que la verdadera Florinda no dio su consentimiento) es la gran arpía del show, la "parte aguas". Marcos Barragán (o como lo conocemos nosotros, Carlos Villagrán - "El Quico") es de los que peor parado queda (no en vano no participó de la producción de este show). María Antonieta de las Nieves (La Chilindrina) o Ramón Valdés (Don Ramón) son, sin tal vez, quienes mejor parados salen. Y por supuesto, Graciela Fernández (la primer esposa de Bolaños y madre del productor del show). La gran víctima de todo esto. Al menos en esta biopic.
Muchas de las actuaciones son superlativas: Pablo Cruz como Bolaños, Paulina Dávila como Graciela, Juan Lecanda como Barragán, o Miguel Islas como Valdés, son los primeros que se me vienen a la mente. Y esto mejora el producto, indudablemente.
Chespirito es como esa canción de los 70 que suena en la radio y no podés evitar cantar. Puede no ser la mejor, ni la más elaborada, y detrás de su melodía hubo más de un acorde disonante. Pero está ligada a vos de una forma que ninguna crítica —ni siquiera sus propias controversias— podrá borrar. Y te puedo asegurar que después de ver esta miniserie vas a querer ver "El Chavo" original...y seguramente, lo harás con ojos muy distintos.
PAÍS: México
AÑO: 2025
GÉNERO: drama / biografía
DURACIÓN: 8 x 60 minutos aprox
GUIÓN: 7 /10
DIRECCIÓN: 8 / 10
ACTUACIONES: 8 /10
1 comentario:
Sí, sí sin duda está mezclado lo personal también en la serie, no olvidarse que el productor es el hijo de Chespirito y Que obviamente no están para nada en buenos términos con florinda mesa, voy a verla me retro trae a mi infancia muchísimo
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