FAFA'S PICKS: vaticano

Hacía mucho, mucho tiempo desde la última vez que había visto una película de terror, género que uno tiende a disfrutar más en sus años de adolescente - ésto debido al desafío que representan a esa edad dichas películas (y los límites que el propio teen busca averiguar de sí mismo - "Hasta dónde soportaré sin taparme los ojos?"), que los protagonistas (y el público objetivo) tienden a ser pre-adolescentes de unos 11-12 años a los tempranos veinte, la adrenalina y reacciones primarias que un film de terror despierta, y la experiencia colectiva y social que ver un largometraje de terror con amigos conlleva. Sin embargo, no todas las películas de terror son dirigidas a este público. Y, además, es un género que está bueno visitar de vez en cuando. Por estos motivos (y principalmente porque el protagonista es Russell Crowe) decidí darle una oportunidad a "El Exorcista del Papa".

El tema exorcismos (y si encima se lo mezcla con el Vaticano) siempre me ha parecido fascinante - probablemente porque el film de terror que tuvo mayor impacto en mí siendo un purrete fue aquel "El Exorcista" de 1973 (yo la vería años más tarde, a la edad de 10-11), dirigida por William Friedkin y escrita por William Peter Blatty, con las actuaciones sublimes de Ellen Burstyn, Jason Miller, Linda Blair, y Max Von Sydow. Indudablemente, cualquier película en el mismo tema será comparada con la que tuviera a Blair como la niña poseída y ninguna llegará a hacerle siquiera sombra. Y esta cinta dirigida por Julius Avery ("Samaritan") no es la excepción.

Gabriele Amorth (Russell Crowe) es el exorcista en jefe del Vaticano, elegido personalmente por el Papa, y responde sólamente a él. Amorth es un experiente sacerdote y se ha enfrentado innumerables veces a demonios o simplemente a aquellos que creían estar poseídos. Amorth es envíado a España donde un caso requiere su inmediata atención. Julia (Alexandra Essoe - "La Maldición de Bly Manor") ha heredado una antigua abadía perteneciente a la familia de su difunto esposo, y se ha mudado allí con el afán de restaurarla. Es estando allí que una entidad saldrá a la luz, poseyendo a uno de sus hijos. Este es sin dudas un demonio poderoso, y sólo el padre Amorth será capáz de enfrentarse a él. A su llegada, Amorth se encuentra con el Padre Esquibel (Daniel Zovatto - "No Respires") quien le explica lo sucedido al momento y hará las veces de aprendiz en esto del exorcismo. Amorth y Esquivel deberán lidiar con la entidad infernal mientras intentan salvar la vida de quien está poseído.

El giro interesante de este largometraje radica en el papel que tuvo el Vaticano durante la inquisición, y las secuelas que esto acarrea hasta el día de hoy. La lucha con demonios reales o personales también será de relevancia, así como el poder de la fe y el amor. Si bien el film está inspirado en la vida del verdadero Padre Amorth (nacido en Módena en 1925, ex-combatiente en las huestes de Mussolini - aunque luego peleó en contra de las mismas y los nazis - , y quien sí fuera el Exorcista en Jefe del Vaticano) hay muchos elementos ficticios en la historia (bastantes, de hecho), inclusive el caso epicentro del film. El verdadero Padre Amorth - quien falleciera en 2016 a los 91 años - escribió en sus memorias que llevó a cabo más de 70.000 exorcismos, pero que cerca del 98% de los mismos eran casos de esquizofrenia u otras enfermedades mentales. Hay referencias a otros hechos reales a lo largo del film, como el de Emanuela Orlandi ("La Chica del Vaticano") aunque sin nombrarla directamente, y sí Crowe trabajó en elementos inherentes al verdadero Amorth como el sentido del humor que éste poseía (algo que puede lucir en la película como traído a forceps pero que está incluído haciendo fiel reflejo a la imagen del Padre). Por otro lado, algunos elementos pintorescos del film están allí sólo por "darle color" al Padre, como sus medias rojas, su gusto por la músic pop, o su moto vespa.

En cuanto a las actuaciones, Ruseel Crowe se apropia de la pantalla cada vez que aparece, aunque tal vez más por magnetismo y carisma que por su actuación en sí. Según el propio Crowe, su motivación a la hora de aceptar el papel fue la verdadera vida del Amorth, y habiéndose entrevistado con amigos del sacerdote y leído algunos de sus libros, la persona detrás del exorcista fue lo que halló fascinante. E resto de las actuaciones son dispares, destacándose las de Zovatto y Franco Nero en su rol de Papa (dícese no inspirado en Juan Pablo II, el Papa al que el verdadero Amorth respondía).

"El Exorcista del Papa" cumple, podría haber dado para más y mejor, y pinta como que una secuela podría estar en camino.