La mayoría de nosotros está familiarizado con el concepto de asociaciones como la AA ("Alcohólicos Anónimos"); las hay para lidiar con la adicción a las drogas, el juego, y hasta los corazones rotos.
Éste es el planteo de esta bizarra película, salvo por el detalle de que la reunión habitual no es entre adictos a alguna droga social, sino entre asesinos.
Protagonizada por un elenco de actores cuyas caras quizás te suenen familiares aunque no sean de renombre y donde sí destacan las presencias de Jessica Alba y Gary Oldman (única razón por la que encaré a ver este film), "Killers Anonymous" es un film que juega mucho con el desconocimiento de circunstancia del espectador y el ir adivinando de qué va el plot central y los giros del film. Lo único que nos queda claro al comienzo es que hubo un intento fallido de asesinato a un senador americano en calles londinenses y que Alba debería de hacerse responsable por ello. Allí es cuando The Man (Oldman) interviene para tratar de subsanar dicho error. A los minutos nos encontramos en un sótano donde descubrimos que el motivo de estas reuniones es que un número de asesinos compulsivos aplaquen sus instintos, compartan emociones, y dejen o no, estas ansias por matar.
Con un toque pulp, sesentero, y "robos" a Tarantino, "KA" es un film con una premisa interesante (la de la reunión de los asesinos para expiar culpas) pero con una ejecución, dirección, textos, y edición tan enredados y malos que a uno le cuesta creer cómo un tipo como Oldman estuvo en este proyecto. Con decirte que ni la música se salva.
Y todo esto que mencioné sin entrar en terrenos pro-minorías, algo que tanto escritores (Seth Johnson y Elizabeth Morris) como director (Martin Owen) nos quieren embutir de principio a fin. Y, como ya he dicho en otros posts anteriores, estoy muy a favor de la inclusión de las minorías en films, pero no cuando se hace de forma tan burda y ordinaria como acá. Lamentablemente, la urgencia por ganar (o recuperar) lugares para las ya mencionadas minorías (mujeres, gays, afrodescendientes), y querer hacer esto en cuanta película se pueda, deriva en que el producto final se vea afectado. Entiendo y admiro este cambio de paradigma, así como también creo que la jugada puede salir mal y generar un efecto rebote a corto o mediano plazo y, en definitiva, que la tan ansiada inclusión sea la causa de la falta de ella misma en el futuro, por lo menos a nivel cinematográfico.