Hay adaptaciones que podrían estar condenadas desde el arranque. Hacer "El Eternauta" en Argentina no era adaptar un cómic: era jugar con la Biblia en una mano y una bomba molotov en la otra. Netflix se animó. Y lo que entregó es una serie que, si bien tiene matices con el comic, entendió una cosa fundamental: que esto no era solo ciencia ficción. Pero... ¿Por qué "El Eternauta" es tan especial? ¿Qué lo volvió en su momento tema de culto?
El comienzo es simple: Buenos Aires, unos amigos en su juntada habitual de los viernes, un partido de truco, y unos whiskies, hasta que llega el apagón. Luego, una nevada mortal, una invasión silenciosa, y vecinos armando un plan con lo que hay. Juan Salvo es nuestro guía, nuestro hombre común enfrentando lo imposible, en búsqueda de esa hija desaparecida, de la mano de esos amigos de toda la vida. En papel, fue la épica del ciudadano de a pie. En pantalla, es Ricardo Darín ("El Secreto de sus Ojos"), quien logra sostener una versión creíble del personaje, aunque por momentos uno siente que la leyenda del actor se come al tipo común que Salvo necesitaba ser.
Y menciono el papel porque hay diferencias con el comic; un comic que fue escrito en 1959 con el dibujo de Solano López, re-escrito (junto al dibujante uruguayo Breccia) en el '69, y que tuviera una segunda parte en 1976, nuevamente con Solano López como dibujante. Y el Héctor Germán Oesterheld del '59 no era el mismo que el de 1969, y mucho menos que el de 7 años después. Da la casualidad que las 3 versiones de "El Eternauta" coincidieron con 3 gobiernos de facto que viviera Argentina (Aramburu, Onganía, y Videla), y HGO era un tipo muy involucrado políticamente, al punto tal de que termina preso por sus activismo político, y posteriormente, se contaría entre los desaparecidos (junto a su mujer y sus tres hijas). En la serie de Netflix hay guiños a su figura, líneas de diálogo que resuenan con su historia personal, y una intención clara de vincular a Salvo con Oesterheld, al héroe con el cronista. No hay que ser demasiado sutil para leerlo: el Eternauta no viaja solo en el tiempo, lleva con él toda una generación que soñó y cayó.
En el comic, la historia se la cuenta el propio Salvo a Oesterheld en su estudio. Salvo es un viajero del tiempo (y de ahí El Eternauta, que en la serie no nos queda claro de dónde proviene el nombre). En la serie, por su parte, el relato es lineal, y no contado a posteriori. El tono político - como señalaba anteriormente - tiene gran presencia en el comic, sobre todo en la re-escritura del '69, y en la secuela del '76 (en el original, el tono es más sutil, haciendo referencia al imperialismo, la organización del hombre de a pie para resistir de forma colectiva). Tal vez en el comic el grupo tenga más importancia que en la serie, donde la presencia de Darin - como aludía en el párrafo de apertura - opaca un poco al resto del grupo. La familia de Salvo es más importante y con más tiempo de "pantalla" en la serie que dedicación en el comic, lo cual también es otra diferencia. Y luego está el aspecto visual, siendo un juego de blancos y negros en el comic, y aquí con más color y más sensación post-apocalíptica. En este sentido, algunos efectos especiales zafan, otros no tanto. Pero el mayor acierto está en el tono. Esa Buenos Aires que se hiela no es solo decorado: es una memoria congelada. Los pasillos, las casas bajas, los clubes barriales convertidos en trincheras: todo remite a un país donde la resistencia empieza en casa y con los amigos, y donde lo viejo no sólo funciona: es lo único que funciona.
Ahora bien, no todo brilla. La segunda mitad de la serie queda a medio camino entre "The Mist" de Stephen King y "La Guerra de los Mundos". Se vuelve más discursiva, menos tensa. Pero incluso en sus tropiezos, se nota que hay respeto por el material original. Y eso, en estos tiempos de reciclajes perezosos, es algo que se agradece. Queda la sensación de que uno le da más valor porque es argentina, porque la tiene cerca, y talvez por lo sucedido a Oesterheld...o por el mismo Darín. Tal vez si fuera una serie checa no le daríamos el mismo valor por estos lares.
El Eternauta fue siempre una obra colectiva, en fondo y forma. La serie no traiciona eso. Aunque le falta pulso por momentos, se planta con dignidad frente a una herencia pesada. Porque lo que Oesterheld escribió en los ‘50 seguía siendo cierto en los ‘70, y sigue siéndolo ahora: la salvación no es del héroe solitario. Es del grupo. Del que organiza, del que acompaña, del que no suelta la mano.
Y si la nieve vuelve a caer —porque siempre vuelve, y habrá una segunda temporada— más nos vale tener claro con quién la vamos a enfrentar.
PAÍS: Argentina / USA
AÑO: 2025
GÉNERO: ciencia ficción / aventuras / terror / thriller / drama
DURACIÓN: 6 x 60 minutos
GUIÓN: 9 /10
DIRECCIÓN: 8 / 10
ACTUACIONES: 7 /10